Solve et coagula es una antigua máxima de la alquimia, "disolver y coagular", y significa que algo debe ser primero descompuesto o destruido para poder luego poder componer o construir algo nuevo. El alquimista, con su operación, abre la tierra para extraer de ella los metales; a esta operación se le denomina la disolución (solve). Después les da forma con el mismo fuego, mediante el Arte (coagula)
Los alquimistas entendían la expresión "Solve et coagula" tanto en su sentido literal como metafísico. Para crear nuevas sustancias, era necesario descomponer las existentes. Por ejemplo fundir metales para crear una nueva aleación. Pero la transmutación de metales era también entendida como una analogía de la transmutación personal y espiritual de una persona hacia la perfección. Para crear un hombre nuevo era necesario destruir al anterior.
Es necesario que el cuerpo perezca y que muera, si se quiere extraer el alma que aquel tenía encerrada. Y de esta quinta esencia trasvasada a un cuerpo puro, fijo perfectamente conocido, nacerá una nueva criatura, más resplandeciente que cualquiera de aquellas de quienes procede.
Esta cita de Fulcanelli hace referencia a la obra alquímica que consiste en separar la luz de la oscuridad que la vela, y concentrar o coagular esta luz en un cuerpo puro. Así pues podemos resumir que el hombre debe desembarazarse de la corteza que le cubre desde la caída origínal, sólo así podrá librarse del hombre viejo para dar lugar al nacimiento del hombre nuevo.
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