Cierto es que existe hoy en día un número considerable de sectas ocultas, sociedades secretas, agrupaciones pseudoiniciaticas , movimientos herméticos, neoespiritualistas, etc. La sociedad teosófica, la antroposofía, el neovedantismo o el neobudismo, no son sino las más conocidas expresiones de un fenómeno cultural acreditado prácticamente por todo el mundo occidental. Este fenómeno no es nuevo. El interés por el ocultismo, así como la tendencia a agruparse en sociedades secretas más o menos iniciáticas, hace su aparición en Europa ya en el siglo XVI para alcanzar su punto culminante en el XVIII. El único movimiento secreto que presenta cierta coherencia ideológica, que posee ya una historia y que goza de prestigio social y político es la masonería. Las demás organizaciones con pretensiones iniciáticas son, en su mayor parte, improvisaciones recientes e híbridas. Su interés es más que nada de orden sociológico y psicológico: ilustran la desorientación de una parte del mundo moderno, el anhelo de hallar un sustituto a la fe religiosa. Ilustran asimismo la irreductible atracción por los “misterios”, por lo oculto, por el más allá, que forma parte del ser humano, y que puede comprobarse en todas las épocas y a todos los niveles de cultura, sobretodo en tiempos de crisis.
Micaela Eliade. Iniciaciones Místicas.
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