La imaginación de Sohravardi


Según la metafísica de la imaginación de Sohravardi, “la imaginación ofrece un doble aspecto, cumple una doble función: hay por una parte una imaginación pasiva o representativa (kayal) que es sencillamente el tesoro que recoge todas las imágenes percibidas por el sensorium, que es a su vez el espejo en el que convergen todas las percepciones de los sentidos externos. Por otra parte, hay una imaginación activa (motakhayyila). Esta se encuentra situada entre dos fuegos: puede sufrir dócilmente los mandatos de la facultad estimativa (wahmiya), y el animal rational juzga entonces las cosas de una manera que se relaciona con la de los animales. Puede caer y cae de hecho en todos los delirios y elaboraciones monstruosas de lo imaginario, y opone negaciones obstinadas a los juicios del intelecto. Pero, por el contrario, la imaginación activa puede ponerse exclusivamente al servicio del intelecto, en cuanto a su función que es común a filósofos y poetas (el intellectus santus). Toma entonces el nombre de cogitativa o meditativa (mofakkiraa: señalemos que ése es otro nombre de la imaginación activa, de la imaginadora)” [Corbin, Templo y contemplación, p. 261-262]

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