Arquetipos



Según Carl Gustav Jung los arquetipos son los fenómenos ancestrales que se producen a nivel colectivo en las diferentes culturas y sociedades dan forma a nuestra manera de ser. Esto implica que no nos desarrollamos de manera aislada al resto de la sociedad, sino que el contexto cultural nos influye en lo más íntimo, transmitiéndonos esquemas de pensamiento y de experimentación de la realidad que son heredados. Los arquetipos pasan a ser patrones emocionales y de conducta que tallan nuestra manera de procesar sensaciones, imágenes y percepciones como un todo con sentido. De alguna manera los arquetipos se acumulan en el fondo de nuestro inconsciente colectivo para formar un molde que le da significado a lo que nos pasa.

Por definición, dice Jung, estas imágenes son universales y pueden ser reconocidas tanto en manifestaciones culturales de distintas sociedades como en el habla, el comportamiento de las personas y, por supuesto, en sus sueños. Esto significa que pueden localizarse y aislarse en todo tipo de productos del ser humano, ya que la cultura afecta a todo lo que hacemos incluso sin darnos cuenta.

Psicologia y mente. Arturo Torres

La ofensiva psicoanalista va cada vez más lejos, en el sentido de que, dirigiéndose directamente a la tradición so pretexto de explicarla, tiende ahora a deformar su noción de forma peligrosa. […] El término “inconsciente” es impropio y lo que contiene, en la medida en que pueda tener algo de realidad, pertenece a lo que los psicólogos denominan de forma más habitual el “subconsciente”, es decir, el conjunto de prolongaciones inferiores de la consciencia.

[…] Todo lo que es de orden tradicional, y especialmente el simbolismo, hay que referirlo al “supraconsciente”, es decir, a aquello que establece una comunicación con lo suprahumano, mientras que el subconsciente tiende, inversamente hacia lo infrahumano. Se da pues una verdadera inversión que es típicamente característica del tipo de explicación de que se trata; y lo que le da una apariencia de justificación es que, en casos como el citado, sucede que el subconsciente, debido al contacto con influjos psíquicos de orden inferior, “imita como un mono” al supraconsciente.

Para quienes se dejan engañar por dichas falacias y no son capaces de discernir su verdadera naturaleza, todo ello da lugar a la ilusión que conduce a lo que hemos denominado una “espiritualidad al revés”.

Tradición e inconsciente. René Guénon

Es importante señalar que el concepto de Arquetipo entre los tradicionalistas es equivalente a las Ideas platónicas, y que por ello está totalmente alejado de cualquier connotación junguiana. La noción de arquetipo de Jung, que no sale del ámbito psíquico, como la misma expresión “inconsciente colectivo” lo evidencia, es diametralmente opuesta a la de los perennialistas, y la Sophia Perennis en general, que consideran que el Arquetipo nada tiene de “inconsciente”, ni psíquico, todo lo contrario, nada hay de más “supraconsciente”, pues los Arquetipos provienen de determinaciones del Espíritu puro. Para los perennialistas, es arquetípico aquello que revela de la manera más directa posible, en nuestro mundo limitado, la Idea divina.

Sara Boix Llaveria

René Guénon y la masonería



René Guénon, matemático, filósofo, masón y sufí, es considerado como el principal expositor de las doctrinas esotéricas tradicionales. La escuela tradicionalista defiende la existencia de una única religión inicial y común a toda la humanidad en la que las verdades y los principios metafísicos fueron revelados a través de mensajeros y profetas. Según los tradicionalistas todas las ramificaciones y aplicaciones de estos principios metafísicos deben repercutir en los diferentes campos de la civilización como son las leyes, la estructura social, el arte, la educación y sobretodo el conocimiento supremo. Como se observará estamos hablando de una sociedad teocrática, la cual ordena todas las actividades humanas según parámetros espirituales.

A principios del siglo XX, en Francia, como repuesta al vacío espiritual de la época, florecieron una serie de movimientos esotéricos entre los que destacan las corrientes espiritistas y ocultistas influenciadas por Allan Kardec y Papus, la Sociedad Teosófica y algunas logias masónicas de tradición esotérica. René Guénon, en su búsqueda espiritual, se interesó por ellos en un primer momento pero poco después se desvinculó y criticó este neoespiritualismo al considerar que sus postulados llegaban a conclusiones subjetivas y erróneas. Consideró que para encontrar la verdad había que regresar la tradición antigua y a los textos revelados.

Con Guénon la metafísica aparecerá como la ciencia válida para adentrarse en el plano espiritual del conocimiento de los principios eternos y universales. Este conocimiento, al que no puede accederse por medio de la razón y el discurso, precisa de la intuición intelectual pura y de la revelación a través de las facultades visionarias. Se reivindicará la verdadera iniciación como método efectivo para la liberación de los límites del ser humano. Se recuperará la división trial cuerpo, alma y espíritu, y el símbolo, con su lenguaje sintético y esotérico, aparecerá como el puente entre el cuerpo y el espíritu que permitirá comprender todo lo inteligible en función de las aptitudes personales de cada uno..

Guénon llegó a decir, “con sus luces y sus sombras, con lo que conocemos y lo que desconocemos, en Occidente sólo nos queda la masonería”.

Movimientos iniciáticos contemporáneos


Cierto es que existe hoy en día un número considerable de sectas ocultas, sociedades secretas, agrupaciones pseudoiniciaticas , movimientos herméticos, neoespiritualistas, etc. La sociedad teosófica, la antroposofía, el neovedantismo o el neobudismo, no son sino las más conocidas expresiones de un fenómeno cultural acreditado prácticamente por todo el mundo occidental. Este fenómeno no es nuevo. El interés por el ocultismo, así como la tendencia a agruparse en sociedades secretas más o menos iniciáticas, hace su aparición en Europa ya en el siglo XVI para alcanzar su punto culminante en el XVIII. El único movimiento secreto que presenta cierta coherencia ideológica, que posee ya una historia y que goza de prestigio social y político es la masonería. Las demás organizaciones con pretensiones iniciáticas son, en su mayor parte, improvisaciones recientes e híbridas. Su interés es más que nada de orden sociológico y psicológico: ilustran la desorientación de una parte del mundo moderno, el anhelo de hallar un sustituto a la fe religiosa. Ilustran asimismo la irreductible atracción por los “misterios”, por lo oculto, por el más allá, que forma parte del ser humano, y que puede comprobarse en todas las épocas y a todos los niveles de cultura, sobretodo en tiempos de crisis. 

Micaela Eliade. Iniciaciones Místicas.