El pensamiento de Guénon


A principios del siglo XX, en Francia, como repuesta al vacío espiritual de la época, florecieron una serie de movimientos esotéricos entre los que destacan las corrientes espiritistas y ocultistas influenciadas por Allan Kardec y Papus, la Sociedad Teosófica y las logias masónicas. René Guénon, en su búsqueda espiritual, se interesó por ellos en un primer momento pero poco después se desvinculó y criticó este neoespiritualismo al considerar que sus postulados llegaban a conclusiones subjetivas y erróneas.

Consideró que para encontrar la verdad había que regresar la tradición antigua y a los textos revelados. El oriente del mundo islámico, el taoísmo y el hinduismo emergieron para Guénon como el nuevo referente hacia el que se debía caminar porque aún conservaba dicha tradición. Guénon criticó el espiritualismo moderno, y en su retorno a los principios tradicionales desarrollo la doctrina metafísica y el estudio del simbolismo.

El pensamiento de Guénon dio lugar a lo que conocemos como Escuela Tradicional, en la que sus seguidores también consideraron fundamental este retorno a la tradición ortodoxa. Con Guénon la metafísica aparecerá como la ciencia válida para adentrarse en el plano espiritual del conocimiento de los principios eternos y universales. Este conocimiento al que no puede accederse por medio de la razón y el discurso, precisa de la intuición intelectual pura. Se reivindicará la verdadera iniciación como método efectivo para la liberación de los límites del ser humano. Se recuperará la división trial cuerpo, alma y espíritu, y el símbolo, con su lenguaje sintético y esotérico, aparecerá como el puente entre el cuerpo y el espíritu que permitirá comprender todo lo inteligible en función de las aptitudes personales.

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