La vía iniciática


"Cuando Dios terminó la creación del mundo, empieza a contemplar la posibilidad de crear al hombre, cuya función será meditar, admirar y amar la grandeza de la creación de Dios. Pero Dios no encontraba un modelo para hacerlo. Por lo tanto se dirige al primer ejemplar de su criatura, y le dice: "No te he dado una forma, ni una función específica, a ti, Adán. Por tal motivo, tendrás la forma y función que desees. La naturaleza de las demás criaturas la he dado de acuerdo a mi deseo. Pero tú no tendrás límites. Tú definirás tus propias limitaciones de acuerdo con tu libre albedrío. Te colocaré en el centro del Universo, de manera que te sea más fácil dominar tus alrededores. No te he hecho mortal, ni inmortal; ni de la tierra, ni del cielo. De tal manera, que podrás transformarte a ti mismo en lo que desees. Podrás descender a la forma más baja de existencia como si fueras una bestia o podrás, en cambio, renacer más allá del juicio de tu propia alma, entre los más altos espíritus, aquellos que son divinos." 

Esta cita pertenece a Giovanni Pico della Mirandola que fue un humanista y filósofo italiano del siglo XV que se esforzó en demostrar que la verdadera naturaleza del cristianismo era la confluencia de todas las tradiciones filosóficas anteriores, incluidas la filosofía griega, la alquimia y la cábala. 

La cita sitúa al hombre en una situación privilegiada respecto al resto de la creación y en posición intermedia entre el Cielo y la Tierra, dejando a su libre albedrío la opción de vivir en la tierra como un simple animal o la de alzarse en busca del camino de la divinidad. 

A lo largo de la historia y a partir de la toma de consciencia de su espiritualidad el hombre ha buscado y sigue buscando la escalera al Cielo ya sea por medio de la vía mística o la vía iniciática. Estas dos vías se muestran como caminos hacia el mundo de lo divino pero hay que tener presente, tal como les sucede a Dante en la Divina Comedia, que la vía mística separa al hombre de la Tierra y sólo es accesible para seres extraordinarios como fueron por ejemplo, Jesús, Mahoma o Buda. 

En su intento de ascensión mística Dante es detenido por tres fieras que se interponen en su camino, una pantera, un león y una loba hambrienta. La pantera representa el pecado de la lujuria que padeció Dante, el león simboliza la soberbia, el orgullo y la ambición moral de su propia naturaleza, y la loba hambrienta la avaricia y la codicia del poder papal y político de su tiempo. 

Ante la imposibilidad de poder seguir avanzando hacia la Luz, aparece Virgilio diciéndole que para proseguir debe seguir otra ruta, la iniciática. De esta forma se ofrece a ser su guía y empezar el descenso hacia el infierno, donde en su interior se encuentra el camino hacia el Cielo. 

Este descenso al infierno, al inframundo, o al interior de la tierra representa el regreso al útero de la Gran Madre y tiene sus correspondencias con el VITRIOL y la máxima Solve et Coagula de la alquimia, el despojo masónico de los metales, el segundo nacimiento de la filosofía perenne y, entre otros, el proceso de individuación de Jung en el que el descenso al inframundo equivale al viaje a lo inconsciente de la mente. 

Los cultos mistéricos de antigüedad como el de Isis, Eleusis, Dionisos o Mitra, el hermetismo, el pitagorismo, el gnosticismo, la cábala, la alquimia, el neoplatonismo, el rosacrucismo son algunos ejemplos de las tradiciones iniciáticas por las que ha transitado la humanidad a lo largo de la historia. 

En la masonería podemos ir descubriendo muchas analogías con todas estas antiguas tradiciones que anhelan ascender por la escalera de Jacob. Todas ellas comparten, con distinto nombre, un único misterio basado en la muerte y la resurrección que hace referencia a la muerte de lo viejo, que representa nuestra naturaleza animal y el nacimiento de lo nuevo simbolizado por nuestra naturaleza espiritual. 

Según la mitología Dioniso era el hijo de Zeus y Perséfone, antes de que esta se convirtiera en reina del Hades. El pequeño creció en Creta, protegido por los mismos guardianes que habían guardado a Zeus de los ojos de Cronos. Pero los Titanes, cuando se enteraron que Zeus había nombrado a Dionisos su sucesor para gobernar sobre los dioses, atrajeron al pequeño con juguetes dorados y se abalanzaron sobre él, lo despedazaron y empezaron a devorarlo. Atenea interrumpió el espantoso banquete justo a tiempo para rescatar el corazón del pequeño, lo encerró en una figura de yeso en la que Zeus insufló vida y lo resucitó. A continuación Zeus fulminó a los Titanes con su rayo. Según el mito, de las cenizas nació la raza humana, que posee la parte terrena de los Titanes y la parte divina de Dioniso. 

Este mito, del niño resucitado, fue el que inspiró el ritual de los misterios de Orfeo, a quien se atribuye la creación de los Misterios Menores y los Misterios Mayores. Los Misterios Menores, también conocidos como los Misterios de Isis, guardaban relación con la purificación de los iniciados y la semilla que debe ser sembrada en el interior de la Tierra. Los Misterios Mayores, también asociados a Osiris, recreaban el fruto de la purificación de los elementos titánicos que permitía el renacimiento de la naturaleza divina,simbolizaban la liberación del hombre por Dioniso.

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Sobre los misterios


Se considera que los misterios menores, de los que los más conocidos son quizás los de Eleusis, estaban diseñados para cautivar al pueblo llano. A través de su simbolismo y su sensualidad se trasmitía el mensaje de la inmortalidad del alma y de una vida futura donde la virtud sería recompensada y el vicio recibiría su castigo. 

Tiempo después, a los iniciados más preparados que se les había permitido penetrar en el secreto de los misterios mayores descubrían que todo en lo que habían creído anteriormente era falso, era una mera ilusión politeísta dónde los antiguos dioses eran simples mortales divinizados. 

El nuevo misterio iniciático se manifestaba entonces como un proceso de desilusión donde se debía renunciar a las antiguas creencias para poder ver la Verdad y percibir que solamente existe un único Dios invisible y anónimo que es la causa última y el origen del Ser que lo originó todo por sí mismo y al que todas las cosas deben su existencia. 

Esta división entre misterios menores y misterios mayores forma parte de lo que hoy en día se conoce por religiones dúplex, y que son una forma de proceder que ha pervivido desde la antigüedad más remota. En estas tradiciones existe un culto, enseñanza o doctrina muy distinta entre la que recibe el pueblo y los aprendices, y la que procesan los altos iniciados. 

En los misterios mayores el iniciado aprendía que existe un sólo Dios y que los hombres eran los únicos responsables de su destino personal y colectivo puesto que no existía ninguna injerencia por parte del Creador.

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Los Cuatro Elementos y las cuatro purificaciones


Los cuatro elementos de nuestra tradición mediterránea surgen del pensamiento de Empédocles (498 a.C.- 435 a.C.).

La Tierra es el primer elemento, en el que nacemos, crecemos y podemos llegar a tomar consciencia de nuestro verdadero yo. “Conócete a ti mismo” “Ora y Labora”. La primera purificación se manifiesta en el TRABAJO. 

El aire (Shu) como segundo elemento, es el espacio que separa el cielo (Nut) de la tierra (Geb). Tomamos consciencia de los dos mundos que se separaron, en la ascensión hacia arriba el aire nos purifica. Esta segunda purificación se manifiesta a través de la MEDITACIÓN, oración, contemplación y el resto de técnicas que no hacen sentir la presencia de la transcendencia. 

El agua simboliza el tercer elemento, la que calma la sed de las pasiones. Como decía Jámblico Las fuerzas de las pasiones humanas que hay en nosotros, si son aprisionadas por completo, se hacen más violentas; por el contrario, si se ejercitan breve y adecuadamente, tienen un gozo mesurado y quedan satisfechas, y, a partir de ese momento, purificadas, resultan calmadas por persuasión y sin violencia. La purificación por el agua se hace efectiva a través de la MODERACIÓN

El fuego (Ra) es el cuarto elemento, y al igual que hacía Isis con el hijo de la reina de Biblos, Astarté, sólo los dioses pueden otorgar está purificación que elimina todas nuestras impurezas mortales. La purificación ígnea es un DON que Dios otorga a quien cree merecérselo. 

Un día le preguntaron a Platón por qué unos creen y otros no y con la máscara de Sócrates respondió que la fe es un don que Dios concede a unos si y a otros no.

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Alquimia: vicios y pasiones


Para separar lo que es etéreo de lo que es denso, en la primera operación, la cual es enteramente interior, debemos emancipar el alma de todo vicio y prejuicio, y esto se logra con el uso de la sal filosófica, a saber, sabiduría; con el uso del mercurio, que es la el esfuerzo personal; finalmente, el uso del azufre, que representa la energía vital y el fervor de la voluntad. A través de este método se consigue la transformación de los elementos preciosos más pequeños, incluso el rechazo de la tierra, en oro espiritual.

"La ciencia de Hermes" Eliphas Levi. 

Las fuerzas de las pasiones humanas que hay en nosotros, si son aprisionadas por completo, se hacen más violentas; por el contrario, si se ejercitan breve y adecuadamente, tienen un gozo mesurado y quedan satisfechas, y, a partir de ese momento, purificadas, resultan calmadas por persuasión y sin violencia. Por esta razón, cuando en la comedia y en la tragedia contemplamos las pasiones ajenas, ponemos freno a nuestras propias pasiones, las hacemos más moderadas y las purificamos; en los ritos sagrados, por la contemplación y audición de obscenidades, nos liberamos del daño que podría sobrevenirnos si las pusiéramos en práctica.

Así pues, para curar nuestra alma, para moderar los males que le son connaturales por el hecho de la generación, para liberarla y librarla de las ataduras, por estas razones se llevan a cabo tales ritos. También por esta razón justamente Heráclito los llamó “remedios”, en la idea de que remedian las desgracias y hacen a las almas exentas de los males de la generación.

Jámblico

Diálogos


¿Quién eres? -Yo soy aquel al que llamas Dios. ¿Habitas en mi mente? -En la tuya y en la de todos los seres humanos? ¿Y todos pueden escucharte? -No, de la misma manera que un sordo no puede escuchar al que habla, sólo pueden escucharme aquellos a los que ofrezco el don del oído. ¿Y todos pueden entender tu lenguaje? – Cada uno lo entiende a su manera, en función de aquello que llamáis consciencia. 

¿Y cómo puedes estar en mi cabeza y en la de todos? –Porque yo os creé. ¿Y cómo lo hiciste? – Cómo increado me creé a mi mismo cómo demiurgo, y como demiurgo cree el cosmos y todo lo que hay en él. Y me gustó tanto mi obra que quise vivir en él, por eso también me creé como hombre y mujer. Habité el mundo, ese que llamasteis Paraíso y al igual que los animales quise y tuve hijos, pero como sabía que su cuerpo envejecería también cree sus almas para que no perecieran por el tiempo y siempre pudiera estar con ellos, mis amados. 

¿Por qué se perdió el paraíso y su armonía? -Porque todos los hombres lleváis mi semilla, la del demiurgo y muchos me queréis imitar. Queréis ser dueños del destino y conseguir la inmortalidad como pretendían lograr los falsos alquimistas. La competencia, la rivalidad, ser más que el otro, conseguir la mujer más bella y el mejor fruto del árbol, en definitiva ambicionar ser como yo sin ser yo, puesto que solo conocéis  unos cuantos de todos mis nombres, ese fue el principio de la discordia.

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La Cábala



La Cábala es esa vertiente de la tradición mística del pueblo judío que surgió en Provenza en el siglo XII, fruto de los incesantes conflictos religiosos que azotaron el occidente cristiano durante el siglo XI, entre los que destaca el catarismo.

A diferencia de la mística cristiana y musulmana que pretende llegar a la unión con la divinidad a través de la vía ascética, la Cábala se propone sobretodo alcanzar un conocimiento de Dios lo más aproximado posible. Su estudio se centra en la creación y todo cuanto le rodea, como punto de partida de quien se nos revela a través de sus obras. Pero esta investigación no se fundamenta en la observación del mundo físico, sino en el estudio de la Ley (la Torá) en su doble variante: la externa y la interna, o si se prefiere, como un hecho exotérico y esotérico.

Dios creó el mundo con la palabra y las letras del alfabeto que son vistas como elementos espirituales de la creación. Así el nombre de Dios representa la totalidad de las posibilidades manifestadas. La mayor preocupación de los cabalistas fue la de explicar el proceso de revelación de Dios y para ello desarrollaron la teoría de las sefirot, la emanaciones divinas.

Estas emanaciones se entienden como grados de la creación y son designadas según los atributos a través de los cuales Dios actúa en el mundo, sin embargo no pueden ser entendidas como entes independientes, sino como fuerzas integradas en una sola.

El punto de partida es el En Sof, lo infinito. Este concepto fue definido como lo inaccesible al pensamiento. La creación del mundo, es decir, la transformación de la Nada en materia, es algo que ocurre dentro de Dios mismo. El primer paso de esta transformación es el brotar de la luz suprema que convierte el En Sof en Ain, la Nada, que es la primera emanación divina o Sefirah. Dios crea mediante la palabra, acto que supone la materialización de lo que ya existía en forma de pensamiento en el seno de la Sabiduría Divina. [1].

Como en toda transmisión o tradición espiritual, el núcleo interno de la Cábala no puede enseñarse intelectualmente porque sólo cabe interiorizarla, experimentarla y hacer de ello una forma de vida. De hecho, muchos cabalistas explican que la Cábala no se aprende sino que se recuerda dado que, en esencia, se trata de recuperar el estado de intimidad con Dios que poseía la Humanidad o el Hombre arquetípico (Adán) en el Paraíso antes de la Caída. El núcleo más interno de la enseñanza se simboliza en la transmisión del Nombre secreto de Dios como la más alta y comprensible manifestación de la divinidad. Más allá de ello, la experiencia es inefable, no verbal, y no puede ser comunicada o enseñada sino vivida y experimentada[2].

A partir de esta definición en la que podemos destacar la dualidad hombre-Dios deducimos la existencia de la separación de ambos y el deseo humano de restablecer la antigua unión. El conflicto por aportar luz a la dualidad entre el mundo inteligible y el mundo sensible se repite a lo largo del pensamiento conocido con el nombre de “Filosofía Perenne” que engloba múltiples tradiciones filosóficas, místicas e iniciáticas.

Debemos tener presente que ambos mundos están religados, puesto que de lo contrario el uno no tendría conciencia de la existencia del otro. Henry Corbin definió como “Mundus Imaginalis” esa realidad intermedia que reúne lo sensible y lo inteligible, a Dios y el hombre.

En este mundo intermedio es donde lo espiritual se representa e imagina, y lo material se espiritualiza. En el “Mundus Imaginalis” lo simbólico es el mediador por excelencia y el símbolo la representación sensible de la realidad inteligible que salva la escisión de ambos mundos, el de arriba y el de abajo.

El Zohar o Libro del Esplendor, que es un extenso comentario al Pentateuco y a la Torah nos dice que todas las cosas son desde la perspectiva de quien las recibe, “todo esto se dice desde nuestro punto de vista, y todo es relativo a nuestro conocimiento”.

Efectivamente, “el símbolo traduce, interpreta y representa lo espiritual en función de una conciencia, por tanto es un elemento funcional siempre en relación con la persona que lo vive, experimenta e interpreta”[3].

En este sentido la Cábala y su Árbol Sefirótico también son simbólicos y habitan en el “Mundus Imaginalis”. Los sefirots son la manifestación de Dios que permiten la mediación entre Él y el mundo. Su función es dar respuesta al problema de la mediación entre lo sensible y lo inteligible.

El Árbol Sefirótico también establece una cadena entre el arriba y el abajo con el propósito final que el cabalista o místico pueda alcanzar la visión del “rostro de Dios”, Conocer “el nombre de Dios” y gozar de su presencia.

“En todo caso la contemplación de Dios es considerada una experiencia renovadora y radical que mata al hombre viejo y lo transforma en hombre nuevo[4]”.

El símbolo es la representación sensible de una realidad inteligible. El símbolo se encuentra en una realidad intermedia entre lo puramente sensible y lo puramente inteligible. En esta zona lo espiritual se representa e imagina y lo sensible se espiritualiza. La experiencia simbólica tiene lugar cuando el contenido interiorizado conecta o guarda relación con aquel que intenta asumirlo.

El símbolo es inagotable puesto que es asumido por cada intérprete que intenta desvelarlo y este lo hará en función de sus conocimientos y conciencia. Lo simbólico es lo mediador por excelencia, lo que religa el ámbito inteligible y el sensible, lo de arriba y lo de abajo, es lo que permite que lo intangible llegue hasta lo material y sensible. Lo simbólico salva la escisión entre lo sensible y lo inteligible. El símbolo traduce, interpreta y representa lo espiritual en función de una conciencia, por tanto es un elemento funcional siempre en relación con la persona que lo vive, experimenta e interpreta.

Dios creó el mundo con la palabra, y las letras del alfabeto que son vistas como elementos espirituales de la creación. Así el nombre de Dios representa la totalidad de las posibilidades manifestadas. La mayor preocupación de los cabalistas fue la de explicar el proceso de revelación de Dios y por eso desarrollaron la teoría de las sefirot, la emanaciones divinas.

Las sefirots son la manifestación de Dios, el proceso por el que este se despliega y se da a conocer. Puesto que Dios es incognoscible las sefirots son los símbolos que permiten la mediación entre Él y el mundo. Por tanto la función de la Sefira es dar respuesta al problema de la mediación de lo inteligible y lo sensible. El Árbol Sefirótico establece una cadena entre el Arriba y el Abajo en que las tres primeras esferas representan el proceso de la génesis de lo inteligible y su movimiento, la triada siguiente, denominada (Pequeño Rostro) es a su vez una mediadora por la que el Gran Rostro empieza a manifestarse. Si la segunda triada es la manifestación simbólica de la primera, la tercera lo es de la segunda. Siendo la última esfera Malkut la culminación del proceso de manifestación de lo divino[5].

Hikuptah


[1] El Zohar. Ediciones Obelisco. Barcelona 2016


[2] Javier Alvarado Planas. Historia de los métodos de meditación no dual. Madrid. 2012.


[3] José Antonio Antón Pacheco. Symbolica Nomina. Barcelona. 1988.


[4] Javier Alvarado. Op cit.


[5] José Antonio Antón Pacheco. Op. Cit.

La Palabra Perdida


Según Rene Guenon“La Palabra Perdida” es un símbolo que alude a la pérdida del conocimiento que la humanidad poseía en el tiempo mítico del Paraíso Terrenal. Se trata en cualquier caso de un oscurecimiento paulatino en el cual el paso del tiempo ha ido desvaneciendo la Tradición y el recuerdo del Estado Primordial. En cierta manera la búsqueda de la Palabra Pérdida de la masonería puede compararse con la búsqueda medieval del Santo Grial puesto que ambas son manifestaciones del deseo de retorno al estado primigenio. 

La pérdida del antiguo conocimiento dio lugar al nacimiento de nuevas espiritualidades que se afanaron en buscar la verdada través de lo que la masonería establece con el nombre de “palabras sustitutorias”, y que son simples ecos de ese antiguo conocimiento.Podemos poner de ejemplo el Caldero Celta de la Inmortalidad, que seguramente siguió estos pasos sustitutorios y a través de la apropiación que hizo el cristianismo se convirtió en el Santo Grial que recogió la sangre de Cristo y que actualmente representamos con el vino ceremonial que a su vez también proviene de tradiciones más antiguas puesto que era el símbolo dionisíaco más significativo. 

En la Tradición Hebrea la pérdida de la Palabra Sagrada, que era la del verdadero nombre de Dios, se sitúa durante la destrucción del Templo de Salomón y la dispersión del pueblo judío. En la tradición masónica la pérdida de la palabra se relaciona con la muerte del arquitecto Hiram-Abi que era junto al Rey Salomón y al Rey de Tiro Hiram los únicos que conocían sus sílabas por separado y solo ellos tenían el poder de pronunciarlas de manera que la ausencia de uno hacía imposible esta comunicación. Según Rene Guenon la Palabra Sagrada se escribe normalmente con 4 letras y se pronuncia con tres sílabas. De esta manera podemos comprender que una logia no puede abrirse sin el concurso de los tres maestros que recuerdan las tres sílabas sagradas y los tres vértices del triángulo pitagórico. 

La pronunciación del verdadero nombre tetragramático, en los tiempos bíblicos fue sustituido por el de Adonaï. Guenon considera que una forma correcta para dicho nombre es Jehová y a pesar que no se conoce su verdadera pronunciación cree que es mucho más aproximado que Yahvé que es más moderno y solo posee dos sílabas. 

En la tradición Hebrea no se permite invocar el nombre verdadero de Dios, se considera una osadía imperdonable y un acto de máxima soberbia porque conocer este secreto permite conseguir un poder inmenso al adquirir las características de lo nombrado y por tanto poder sobre él. En este sentido podemos recordar a Lilith que pronunciando enfadada el nombre mágico de Dios se elevó sobre los aires y huyó del paraíso. También podemos recordar a Isis cuando se las amañó para conseguir el nombre secreto del dios Sol con el fin de que ella y su hijo Horus ascendiesen en dignidad situándose más cerca de él en la cúspide del panteón. 

En palabras de Henri Corbin el drama común a todas las "religiones" del Libro, o mejor dicho, a la comunidad que el Qorán designa como Ahl al-Kitâb, la comunidad del Libro, que engloba a las tres grandes ramas de la tradición abrahámica (Judaísmo, Cristianismo e Islam), puede ser designado como el drama de la "Palabra perdida". En efecto, todo el sentido de la vida está centrado para esta comunidad en el fenómeno del Libro santo revelado, en el sentido verdadero de este Libro; ahora bien, el sentido verdadero es el sentido interior, oculto bajo la apariencia literal, y desde el momento mismo en que los hombres desconocen o rechazan este sentido interior mutilan la integridad del Verbo, del Logos, y comienza el drama de la "Palabra perdida".

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Egregor y Entidades Colectivas


René Guénon, en el libro “Iniciación y realización espiritual” distingue el concepto de “Egregor” del de “Entidad Colectiva”. Considera que fue Eliphas Levi con su fantasía ocultista quien mezclo las distintas realidades. Según Levi, Egregor proviene etimológicamente del vocablo latino “grex” que significa rebaño. Para Guénon “Egregor” es una palabra de origen griego que significa vigilante. 

Cuenta Guénon que egregor aparece citado en el Libro de Enoc como una entidad espiritual enigmática que pertenece al mundo intermediario. También afirma, que las entidades colectivas son exclusivamente entidades psíquicas producto de la mente. Las primeras, las entidades espirituales, son trascendentes y viajan en el plano vertical, mientras que las segundas, las colectivas, son fruto del dominio individual y se desplazan en el plano horizontal. Guénon asevera que lo superior nunca puede venir de lo inferior, por tanto un ser inferior como el hombre nunca puede crear uno superior como lo es un ser espiritual o divino.

Estas entidades colectivas que son mentales surgen del ensanchamiento del dominio de lo individual y permiten conseguir una serie de ventajas a través de su fuerza sutil, podríamos poner de ejemplo de la cadena de unión que es el ejemplo más explicito de la ceremonia masónica.

Guénon también alude a la existencia de entidades colectivas de carácter espiritual, por ejemplo las relacionadas con las comunidades religiosas. Estas entidades actúan como mediadoras y se puede acceder a ellas para conseguir favores, por ejemplo, a través de la oración.

Respecto a las organizaciones iniciáticas afirma que los elementos psíquicos generados por el grupo a través de la tradición ofrecen una defensa frente al mundo exterior y una protección de sus miembros. En ningún caso Guénon afirma que en estos grupos exista, como en los religiosos, entidades espirituales que intercedan por ellos. La única trasmisión espiritual que se manifiesta en las organizaciones iniciáticas es a través de la propia iniciación que produce en el iniciado una influencia espiritual en directo o diferido.

Al respecto también apunta Guénon que en las colectividades iniciáticas deterioradas, en aquellas que antes decíamos que había malas vibraciones y ahora se dice que hay mal rollo, las influencias psíquicas negativas que se generan ocultan las influencias espirituales y las merman con las consiguientes consecuencias de transmisión iniciática.

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El Banquete de Platón


Entre los comensales de “El Banquete” de Platón se encontraban Agatón que era el anfitrión; el joven Fedro; el medico Eriximaco; Pausianas que era un hombre adulto y experimentado; Aristófanes, que era un poeta cómico y el citado Sócrates que era el filósofo más reputado de su tiempo. Todos ellos acordaron hablar sobre el amor. 

Fedro fue el primero en hablar y afirmó que el Amor es un dios, concretamente el dios que hace más bien a los hombres porque no consiente la cobardía a los amantes y les inspira abnegación. Es como un principio moral que gobierna la conducta sugiriendo a todos la vergüenza del mal y la pasión por el bien. Es el dios que procura la felicidad del hombre, en cuanto le hace dichoso sobre la tierra y dichoso sobre el cielo que es donde el que ha obrado bien recibe su recompensa. 

Pausianas fue el segundo en hablar. Vinculó el amor con la belleza y lo relacionó con las dos Afroditas; distinguiendo la sensual, que es la popular y se dirige a los sentidos y la celeste que se dirige a la inteligencia. A la primera la calificó de vergonzosa y la segunda de honrada. Para Pausianas el amante debe amar el alma porque en ella encontrará la virtud. 

El médico Eriximaco comparte la reflexión anterior descrita por Pausianas, pero va más lejos, para él, el amor no reside solo en el alma de los hombres sino en todas partes, y en la unión y armonía de los contrarios se halla el verdadero amor. Cabe recordar que con el tiempo esta unión o conciliación de los contrarios será un concepto fundamental en la llamada Filosofia Perenne. (Yin-Yang, Alquimia, la conciliación con la sombra de Jung…) 

Para Agatón el amor es el más dichoso de los dioses porque es el más bello y es eternamente joven. También lo considera el más justo porque nunca ofende y el más moderado porque domina los placeres. Por su parte, Aristófanes hizo referencia al origen andrógino de los seres humanos, viendo en el amor  el deseo de reunificación de lo que fue separado por Dios. 

En último lugar toma la palabra Sócrates que afirmó que el Amor no es bello porque solo se desea lo que no se tiene y por tanto tampoco es bueno puesto que lo bueno es inseparable de lo bello. Al no ser bueno ni bello en ningún caso puede ser un dios ya que los dioses siempre son buenos y bellos. Para Sócrates el Amor es un ser intermedio entre lo inmortal y lo mortal, por tanto es un daimon, un mediador entre los dioses y los hombres. Su misión es mantener la armonía entre las esferas contrarias, la divina y la terrestre, es el lazo que une el gran todo. Esto equivale a decir que el hombre por el esfuerzo del Amor, se eleva hasta Dios. 

En este camino hacia el fin supremo Platón distingue tres grados. En primer lugar el hombre poseído por el amor se encanta por un cuerpo bello y después por todos los cuerpos bellos. En el segundo grado se enamora de las almas más bellas y de todo lo bello que hay en ellas. En el tercer grado pasa de la esfera de las acciones a la esfera de la inteligencia donde se siente enamorado de todas las ciencias, destacando de todas ellas la ciencia de lo Bello cuyo conocimiento es la perfección del amor puesto que esta Belleza es la eterna, la real y la divina, y de la que todas las demás son su reflejo. El hombre que puede llegar a contemplarla es el verdaderamente dichoso e inmortal. 

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La Imaginación Creadora


A través de nuestra mente accedemos al mundo imaginario donde se manifiestan las revelaciones. No todas las imaginaciones son iguales, podemos citar, por ejemplo, la Imaginación Creadora, que es la más cercana a la fantasía. Es aquella que vamos creando, o hemos creado con el pensamiento libre, como si se tratara de una narración poética que ha dejado huella en nuestra mente y habita en ella manifestándose de manera recurrente cuando procede. Es un espacio secreto e íntimo, al cual hemos dado forma e imagen.

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Los Siete Metales y los Siete Escalones de Paracelso

Lámina alegórica del Musaeum hermeticum (1678). Los "siete metales" alquímicos (oro, plata, hierro, mercurio, cobre, plomo y estaño), aparecen representados en el interior de la tierra, en la que se engendran, pero en el cielo están asociados al Sol, la Luna, Marte, Mercurio, Venus, Saturno y Júpiter, respectivamente. En las cuatro esquinas de la lámina hay alegorías de los cuatro elementos y las figuras centrales llevan en las manos un triángulo con el vértice hacia arriba (símbolo de los elementos que se mueven hacia arriba: fuego y aire), otro con el vértice hacia abajo (símbolo de los que lo hacen hacia abajo: tierra y agua) y la unión de ambos triángulos (símbolo del universo, en el que todos los elementos se combinan).

Fuente
Cada uno de los siete metales conocidos en la Antigüedad, estaba “dominado” o “manejado” por uno de los siete cuerpos celestes conocidos. Aunque tenían su propio símbolo, fueron representados por el símbolo del cuerpo correspondiente.
  • Oro representado como el Sol ☉ ☼ ( Sun symbol.svg )
  • Plata representado como la Luna ☽ ( Crescent.svg )
  • Cobre representado como Venus ♀ (o también: Copper symbol.svg )
  • Hierro representado como Marte ♂ ( Mars symbol.svg )
  • Estaño representado como Júpiter ♃ ( Jupiter symbol.svg )
  • Mercurio representado como Mercurio ☿ ( Mercury symbol.svg )
  • Plomo representado como Saturno ♄ ( Saturn symbol.svg )
Los planetas Urano, Neptuno y el planeta enano Plutón fueron descubiertos posteriormente y no forman parte de símbolos alquímicos tradicionales.
Fuente: Wikipedia

Los siete escalones que enumera Paracelso son paralelos a las siete esferas planetarias, gobernando cada una de ellas uno de los siete metales. A medida que el metal se "transmuta" o "purifica" en el crisol, pasa los siete estados, desde el mercurio hasta el oro, y el alquimista asciende   des desde el primero al séptimo cielo, o sea desde el conocimiento hasta el poder. La alquimia lo hace más"perfecto" porque lleva su voluntad en armonía con el Universo.  A propósito, no debe interpretarse "el poder" en ningún sentido político o mecánico. Más bien se define como un estado de perfección en donde el mundo está armoniosamente en paz con uno mismo. Este es "el milagro", o la "gran obra" de la piedra filosofal.
Henry M. Pachter

"...Apolo con su lira no se halla en la cima del monte, sino en su interior. Esta vez, acompañado por seis musas nimbadas como él. Representa al sol interior, oculto en la creación, es decir al oro filosófico, mientras que las seis musas personifican a los otros metales. El resto del grabado es una reflexión perfecta sobre las armonías pitagóricas. Los cuatro elementos, representados en los cuatro ángulos, dibujan una forma circular en cuyos límites se observan, en la parte superior, el macrocosmos con los planetas sobre fondo blanco, y en la inferior, el microcosmos con los siete metales sobre fondo oscuro. Los planetas del arquetipo diurno corresponden a los metales que aparecen en el nocturno...."
Grabado sin título ni comentario alguno que complementa la portada del ‘Musaeum hermeticum’ (Lucas Jennis, Frankfurt 1625).

Las dos naturalezas



Como seres humanos tenemos el privilegio de disfrutar de dos naturalezas que nos permiten habitar en dos existencias al mismo tiempo. Una es la sensible a la que llamamos Tierra o mundo físico y asociamos a la oscuridad y lo sentidos; la otra es la inteligible, la del Cielo y la Luz. Esta doble naturaleza es un rostro de dos caras suspendido en el crepúsculo.

Habitamos los dos mundos de manera indistinta con nuestro ángel y demonio particular, nuestro animal de poder, que quizás no sea nada más que la proyección sutil de nosotros mismos que actúa como protector y mediador en ambos reinos.

Estas dos esferas están unidas en el crepúsculo y van fundiéndose de manera armónica, como si fueran dos gases que se mezclan, en la medida que la más tosca, la de la Tierra, consigue atravesar el tamiz dejando fuera aquellos aspectos que son más propios de la naturaleza salvaje que no tiene cabida en el Mundo de Luz. 

El fin de este proceso es fusionar completamente las dos caras de nuestro ser particular, este es el medio que permite poner fin a las contradicciones y nos realizará como hombres completos.

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La Caída de Adán en el Ismailismo


Los partidarios del Ismailismo ven a Dios como un concepto transcendal y abstracto, que no tiene un comportamiento humano, y consideran que los atributos que se le asignan corresponden a su esencia y no constituyen una descripción de la deidad. Su visión del tiempo es cíclica, en vez de lineal. Este concepto cíclico de la historia está a su vez relacionado con la noción del destino humano y se ilustra bien con la interpretación del relato coránico de la caída de Adán. 

Este drama en el cielo, como se explica en la escritura de al-Hamidi (595/1199) y otros, que incluye la estancia de Adán en el jardín, su tentación por Satanás y su posterior caída, tuvo lugar en un mundo no material preexistente, el 'alam al-ibda'. Este Adán primordial se llama Adán ruhani, Adán espiritual.

 Utilizando el sistema cosmológico de los diez intelectos ya expuestos por Kirmani, este relato representa en la figura de Adán el estado del tercer intelecto en rango. El buen aspecto del "árbol" en el "jardín" al que se le prohibió acercarse es el estado del primer intelecto universal. Iblis, que es Satanás, es la representación del deseo de Adán de sobrepasar el estado que se le concedió. 

Esto lo llevó a sentir una ambición injusta, a desear igualarse en rango con sus superiores. El posterior castigo y la expulsión del jardín marcan la pérdida de su rango y de su preeminencia sobre los intelectos que estaban hasta entonces debajo de él. Se convierte en el décimo intelecto, pero busca a través del arrepentimiento recuperar su estado original. 

Al regresar a través de los intelectos que están sobre él, Adán, símbolo ahora de la humanidad, recupera su estado original. También es por esta razón que el Universo de Intelectos tiene como contrapartida en la tierra la jerarquía de la fe. Colectivamente, esta jerarquía representa el da'wa, la llamada, devolviendo al caído al camino verdadero y representando un paso en el proceso de "ascenso". 

La caída no es el preludio de la idea del "pecado original", sino la caracterización del proceso cósmico en el que los ciclos de la profecía y su posterior consumación restauran el verdadero orden de las cosas. El papel de la jerarquía es designar para Adán, como para toda la humanidad, el camino que se debe atravesar, los pasos que hay que dar para alcanzar el Intelecto Universal. 

Tal retorno representa el objetivo potencial que cada ser humano puede alcanzar y por medio del cual se alcanza el reconocimiento apropiado de la Unidad de Dios y la sabiduría del proceso creativo. El estado al que se debe retornar es aquel en que Adán tuvo el conocimiento de lo que el Corán llama "los nombres, todos ellos" (II, 31), lo cual según los ismailíes significa la conciencia del haqa'iq, las verdades universales.

Fuente: Wikipedia

El profeta Adán


Por entonces, Dios había creado a Eva como compañera de Adán y los puso a ambos en el Paraíso para que vagasen libremente por donde quisieran. Sin embargo, se les dijo que no se aproximaran a «este árbol», al que la tradición identifica con el trigo. Cuando Adán y Eva comen el trigo prohibido, surge el grito: Adán desobedeció. Es este el suceso clave, el «pecado» de Adán, por así decir. 

Habiendo cometido un desliz, Adán y Eva se arrepienten, diciendo a Dios: ¡Señor!, nos hemos perjudicado a nosotros mismos. Si no nos perdonas y te apiadas de nosotros, seremos, ciertamente, de los que pierden. Dios les perdona y, el Qorán nos dice, Su Señor le eligió, le perdonó y le puso en la buena dirección (20,122). En otras palabras, Dios señala a Adán como profeta. De igual manera, el Qorán nos dice que Dios eligió a Adán junto con Noé y otros profetas. Finalmente, a Adán y a Eva se les dice: Descended de aquí. Esta es, propiamente, «la Caída» por la cual Adán y Eva bajaron a la tierra.

Gnosis


Gnosis es un conocimiento transformativo cuya obtención supone un salto cualitativo en el sujeto que lo recibe. Tradicionalmente la gnosis ha estado ligada a corrientes, visionarias, mistéricas y esotéricas. En este sentido la gnosis supone una sensibilidad filosófica y religiosa extensible en toda época y lugar. Así, el sufismo, el ismaelismo y la masonería presentan características propias de la gnosis.

Henry Corbin. La creación de la Tierra Celeste de la arcilla restante de Adán


Debemos saber que cuando Dios creó a Adán, que fue el primer ser humano formado, sobró un resto de arcilla. Con ese resto Dios creó la palmera, de tal modo que esta planta (najla, palmera, es femenino) es la hermana de Adán; luego para nosotros es como una tía paterna. La teología la designa de este modo y la asimila al creyente fiel. Alberga secretos extraordinarios como no los contiene ninguna otra planta. Ahora bien, después de la creación de la palmera, quedó oculto un resto de la arcilla con que se había formado la planta; este resto representaba el equivalente de un grano de sésamo, y con este resto Dios hizo una Tierra inmensa. Como en ella colocó el Trono y todo lo que éste contiene, el Firmamento, los Cielos y las Tierras, los mundos subterráneos, todos los paraísos y los infiernos, es todo el conjunto de nuestro universo el que se encuentra íntegramente en esta Tierra, y sin embargo, todo ese conjunto no es, con relación a la inmensidad de esa misma Tierra, más que un anillo perdido en un desierto de nuestra Tierra. Esa Tierra encierra maravillas y sorpresas que somos incapaces de enumerar, y ante las que la inteligencia queda impresionada.

En esa misma Tierra Dios ha creado en cada alma (y en correspondencia con cada alma) universos de glorificación cuya himnología no se interrumpe ni de día ni de noche, ya que sobre esa misma Tierra se ha manifestado la magnificencia de Dios y su poder creador resplandece ante los ojos de quien la contempla. Hay muchísimas cosas que son imposibles racionalmente, es decir, muchísimas cosas ante las que la razón ha establecido la prueba decisiva de que eran incompatibles con el ser real. Pues bien, todas esas cosas existen sin embargo en esa Tierra. Es la inmensa pradera en la que los místicos teósofos sacian su mirada; por ella se desplazan, van y vienen como les place. En el conjunto de los universos que componen esa Tierra, Dios ha creado especialmente un universo a nuestra imagen (un universo que mantiene un paralelismo exacto con cada uno de nosotros). Cuando el místico contempla este universo, se contempla a sí mismo, a su propia alma. ‘Abd Allāh Ibn ‘Abbās aludía a algo semejante, según lo que se cuenta de él en un determinado hadiz: “Esa Kaaba es una morada entre otras 14 moradas. En cada una de las siete Tierras hay una criatura semejante a nosotros (nuestro homólogo), de tal modo que en cada una de las siete Tierras hay un Ibn ‘Abbās que es mi homólogo”. Esta tradición ha gozado de gran aceptación entre los místicos visionarios.

Fuente: Pijamasurf

Paracelso: visiones espirituales y apariciones durante el sueño


Las hay de dos clases: unas naturales y otras sobrenaturales. Voy a hablar de las visiones y apariciones naturales, que se producen durante el sueño o en plena vigilia. Estas son múltiples, cotidianas, proceden, sea de la tristeza, de la impureza de la sangre, de los pensamientos que ocupan el corazón y el alma. 

Los sueños sobrenaturales son ciertamente los que el propio Dios nos envía, se trata de ángeles y espíritus auxiliares, por lo general, cuando estamos fatigados o en peligro. 

Cuando estando tranquilos, tenemos tales visiones, las debemos a la misericordia de Dios. Si le rogamos sinceramente a Dios, éste nos envía sus embajadores para advertirnos, consolarnos o aconsejarnos.

Fuente: Paracelso. Tres tratados esotéricos. Luís Cárcamo  editor. 1977

Sobre el Caos y la creación de todas las cosas


"El Caos era un compuesto agitado de agua y de fuego vivificante, para que todas las cosas de este mundo fueran producidas por el Verbo eterno de Dios. Era la materia conteniendo a todas las formas en potencia, que seguidamente se manifestaron  cuando su voluntad se redujo en acto. Este cuerpo informe era cáustico, y llamado por los griegos "hule", denotando por la palabra misma el agua y la materia. Esta materia ha sido distinguida de Dios en tres clases: en Superior, Media y Baja Región. La superior es absolutamente iluminada, eminente y sutil, la baja absolutamente tenebrosa, mugrienta, impura y grosera. La media está mezclada y de la otra de estas cualidades.

La última clase o región baja contiene, sin embargo, todas las esencias  y las virtudes de las criaturas de la superior, de modo que lo que las criaturas superiores son actualmente en forma manifiesta, las criaturas inferiores lo son en poder y en esencia oculta".

Fuente: El Cosmopolita. Carta Filosófica. Cuatro Tratados de Alquimia (Visión libros. 1979)


Los pentáculos de Paracelso


«Yo no voy a tratar aquí más que de dos pentáculos que son mucho más poderosos que los demás pentáculos, caracteres y sellos.
El primero se compone de dos triángulos, colocados uno sobre otro, de forma que constituyen siete espacios y presentan seis ángulos exteriores; en estos seis ángulos, se escriben las letras del nombre muy noble del dios Adonai. He aquí el primer pentáculo. El segundo es mucho mejor, posee una virtud mucho más eficaz. Tres ángulos están enlazados de forma que constituyen seis espacios y presentan cinco ángulos exteriores; en estos ángulos se escriben las muy poderosas y nobles sílabas del nombre divino Tetragrámaton, en el orden querido.

Los israelitas y los nigromantes judíos se sirven con frecuencia de estos dos pentáculos tan poderosos que son capaces de combatir a los espíritus, al diablo, los maleficios, las obras mágicas, los hechiceros, mejor que todos los demás pentáculos reunidos; ellos liberan a las personas forzadas por encantamiento, de actuar contra su voluntad y su naturaleza o que sientan dolores durante determinados días y a ciertas horas. Estos dos pentáculos pueden servir contra los espíritus que habitan los cuatro elementos».

Fuente "La Filosofía Oculta"

La imaginación de Sohravardi


Según la metafísica de la imaginación de Sohravardi, “la imaginación ofrece un doble aspecto, cumple una doble función: hay por una parte una imaginación pasiva o representativa (kayal) que es sencillamente el tesoro que recoge todas las imágenes percibidas por el sensorium, que es a su vez el espejo en el que convergen todas las percepciones de los sentidos externos. Por otra parte, hay una imaginación activa (motakhayyila). Esta se encuentra situada entre dos fuegos: puede sufrir dócilmente los mandatos de la facultad estimativa (wahmiya), y el animal rational juzga entonces las cosas de una manera que se relaciona con la de los animales. Puede caer y cae de hecho en todos los delirios y elaboraciones monstruosas de lo imaginario, y opone negaciones obstinadas a los juicios del intelecto. Pero, por el contrario, la imaginación activa puede ponerse exclusivamente al servicio del intelecto, en cuanto a su función que es común a filósofos y poetas (el intellectus santus). Toma entonces el nombre de cogitativa o meditativa (mofakkiraa: señalemos que ése es otro nombre de la imaginación activa, de la imaginadora)” [Corbin, Templo y contemplación, p. 261-262]

Tratado del Azufre


“Pero lo que es más grande, es que [en el reino del Azufre] hay un espejo en el cual se ve todo el mundo. Cualquiera que mire en este espejo, puede ver y aprender las tres partes de la sapiencia de todo el mundo, y de esta manera se volverá muy sabio en estos tres reinos, como lo han sido Aristóteles, Avicena y muchos otros, que al igual que sus predecesores han visto en este espejo cómo ha sido creado el mundo.”

Michał Sędziwój

Rilke, las Elegías de Duino


En medio de una tormenta de viento, sintió que unos versos brotaban de su interior. Le bastaba abrir los labios para que manasen como una fuente, contados y precisos, uno tras otro. Se asomó al mar, y oyó una voz autoritaria e interrogante: “Wer wenn ich schriee, hörte mich denn aus der Engel Ordnungen?” (¿Quién, pues, si yo gritase, me oiría desde los coros de los ángeles?). Quizás era el eco lejano de los druidas que habitaron estas tierras en tiempos antiguos, adorando a los árboles y a la luna. Pero también podía ser la voz de Dios, porque no había nadie, más que el viento, y el miedo a la muerte que nos mantiene lejos del misterio. En un revuelo le vinieron al alma los comienzos de varios poemas, rotos en fragmentos. Y así nacieron las Elegías de Duino.

Fuente: La Vanguardia

El triple mundo


Según Henry Corbín para los místicos iraníes existe, «objetiva» y realmente, un triple mundo: entre el universo aprehensible por la pura percepción intelectual (el universo de las Inteligencias querubínicas) y el universo perceptible por los sentidos, existe un mundo intermedio, el de las Ideas-Imágenes, las Figuras-arquetipos, los cuerpos sutiles, la «materia inmaterial»; mundo tan real y objetivo, consistente y subsistente, como el mundo inteligible y el sensible, universo intermedio «en el que lo espiritual toma cuerpo y el cuerpo se torna espiritual», constituido por una materia real y dotado de una extensión real, aunque en estado sutil e inmaterial respecto a la materia sensible y corruptible. El órgano de este universo es precisamente la Imaginación activa; es ése el lugar de las visiones teofánicas, el escenario en el que ocurren en su verdadera realidad los acontecimientos visionarios y las historias simbólicas.

Fuente: Pijamasurf

La palmera imaginal en Ibn Arabí


De esta Palmera procede la Tierra de la Realidad, el dominio inteligible de la Imaginación activa, la dimensión espiritual en la cual tienen lugar las visiones teofánicas y el viaje visionario. En esta Tierra los inteligibles cobran forma sensible: "Toda forma corporal (yasad) que adoptan las entidades espirituales -ya sean ángeles o genios- y toda forma (sura) en que el ser humano se ve a sí mismo en el sueño son de esta Tierra" .

Traduciré sólo el comienzo de la prosa: "Sabe que, cuando Dios creó a Adán, que fue el primer ser [lit. 'cuerpo' humano formado] -y que hizo Dios origen de la existencia de todos los seres [lit. 'cuerpos'] humanos-, sobró un resto de la levadura de su arcilla. Con este resto Dios creó la palmera ("najla"), de modo que la palmera es la hermana de Adán y, por tanto, nuestra tía paterna. La revelación profética la denomina "tía" y la asimila al "creyente (mu'min) .Esta planta encierra secretos que ninguna alberga. Después de la creación de la palmera, quedó oculto un resto de la arcilla con que había sido formada, la medida equivalente a un grano de sésamo, y en ese resto expandió Dios una Inmensa Tierra: Si en ella se colocaran el Trono divino y cuanto contiene, el Escabel, los cielos y las tierras, cuanto hay bajo la tierra, todos los paraísos y el Fuego, todo ello juntamente sería con relación a la inmensidad de esta Tierra tan diminuto como un anillo perdido en un desierto de la nuestra".

Baste esta cita para vislumbrar el alcance del símbolo de la Palmera, origen de la Tierra de la Realidad, el Mundo Imaginal en donde, según Ibn 'Arabi, tiene lugar la verdadera adoración de Dios. La palmera está asociada, según hemos visto, a Adán, a Jesús, al Mundo de la Imaginación, y también a La Meca y, en general, a la arabidad.

Beato de Liébana: la metáfora de la palmera


Beato introduce una digresión en la que compara la vida del justo con una palmera porque la parte inferior de este árbol es áspera, mientras que la superior, con sus frutos, hermosa. Así, la vida del justo en el mundo está llena de tribulaciones, pero que luego serán compensadas al alcanzar el Paraíso.

La pintura del manuscrito representa la palmera mediante un árbol esquemático y sumamente decorativo, con una copa de grandes ramas abstractas, coloristas y ornamentales acabadas en frutos. Un hombre desnudo trepa por el tronco con un podón, ayudado por una cuerda que sostiene otro hombre, que permanece en el suelo. Los dos personajes enriquecen el significado del comentario de Beato, significando el cuerpo, el hombre que trepa, y el alma, el que lo ayuda, ascendiendo; la cuerda sería el símbolo de la Santísima Trinidad y la palmera, de Cristo.

La forma de la palmera sigue un modelo musulmán, igual que el tema de la cosecha de sus frutos, basado también en motivos islámicos que presentan escenas similares, como la recolección de dátiles. Algunos estudiosos piensan que la palmera del Beato de Girona sigue una tradición islámica de iconografía celestial que abarca las tareas y el árbol de la vida.

Carlos Miranda García-Tejedor
Doctor en Historia
(Fragmento del libro de estudio Beato de Girona)