Las dos naturalezas



Como seres humanos tenemos el privilegio de disfrutar de dos naturalezas que nos permiten habitar en dos existencias al mismo tiempo. Una es la sensible a la que llamamos Tierra o mundo físico y asociamos a la oscuridad y lo sentidos; la otra es la inteligible, la del Cielo y la Luz. Esta doble naturaleza es un rostro de dos caras suspendido en el crepúsculo.

Habitamos los dos mundos de manera indistinta con nuestro ángel y demonio particular, nuestro animal de poder, que quizás no sea nada más que la proyección sutil de nosotros mismos que actúa como protector y mediador en ambos reinos.

Estas dos esferas están unidas en el crepúsculo y van fundiéndose de manera armónica, como si fueran dos gases que se mezclan, en la medida que la más tosca, la de la Tierra, consigue atravesar el tamiz dejando fuera aquellos aspectos que son más propios de la naturaleza salvaje que no tiene cabida en el Mundo de Luz. 

El fin de este proceso es fusionar completamente las dos caras de nuestro ser particular, este es el medio que permite poner fin a las contradicciones y nos realizará como hombres completos.

Hikuptah

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