Rilke, las Elegías de Duino


En medio de una tormenta de viento, sintió que unos versos brotaban de su interior. Le bastaba abrir los labios para que manasen como una fuente, contados y precisos, uno tras otro. Se asomó al mar, y oyó una voz autoritaria e interrogante: “Wer wenn ich schriee, hörte mich denn aus der Engel Ordnungen?” (¿Quién, pues, si yo gritase, me oiría desde los coros de los ángeles?). Quizás era el eco lejano de los druidas que habitaron estas tierras en tiempos antiguos, adorando a los árboles y a la luna. Pero también podía ser la voz de Dios, porque no había nadie, más que el viento, y el miedo a la muerte que nos mantiene lejos del misterio. En un revuelo le vinieron al alma los comienzos de varios poemas, rotos en fragmentos. Y así nacieron las Elegías de Duino.

Fuente: La Vanguardia

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