La Caída de Adán en el Ismailismo


Los partidarios del Ismailismo ven a Dios como un concepto transcendal y abstracto, que no tiene un comportamiento humano, y consideran que los atributos que se le asignan corresponden a su esencia y no constituyen una descripción de la deidad. Su visión del tiempo es cíclica, en vez de lineal. Este concepto cíclico de la historia está a su vez relacionado con la noción del destino humano y se ilustra bien con la interpretación del relato coránico de la caída de Adán. 

Este drama en el cielo, como se explica en la escritura de al-Hamidi (595/1199) y otros, que incluye la estancia de Adán en el jardín, su tentación por Satanás y su posterior caída, tuvo lugar en un mundo no material preexistente, el 'alam al-ibda'. Este Adán primordial se llama Adán ruhani, Adán espiritual.

 Utilizando el sistema cosmológico de los diez intelectos ya expuestos por Kirmani, este relato representa en la figura de Adán el estado del tercer intelecto en rango. El buen aspecto del "árbol" en el "jardín" al que se le prohibió acercarse es el estado del primer intelecto universal. Iblis, que es Satanás, es la representación del deseo de Adán de sobrepasar el estado que se le concedió. 

Esto lo llevó a sentir una ambición injusta, a desear igualarse en rango con sus superiores. El posterior castigo y la expulsión del jardín marcan la pérdida de su rango y de su preeminencia sobre los intelectos que estaban hasta entonces debajo de él. Se convierte en el décimo intelecto, pero busca a través del arrepentimiento recuperar su estado original. 

Al regresar a través de los intelectos que están sobre él, Adán, símbolo ahora de la humanidad, recupera su estado original. También es por esta razón que el Universo de Intelectos tiene como contrapartida en la tierra la jerarquía de la fe. Colectivamente, esta jerarquía representa el da'wa, la llamada, devolviendo al caído al camino verdadero y representando un paso en el proceso de "ascenso". 

La caída no es el preludio de la idea del "pecado original", sino la caracterización del proceso cósmico en el que los ciclos de la profecía y su posterior consumación restauran el verdadero orden de las cosas. El papel de la jerarquía es designar para Adán, como para toda la humanidad, el camino que se debe atravesar, los pasos que hay que dar para alcanzar el Intelecto Universal. 

Tal retorno representa el objetivo potencial que cada ser humano puede alcanzar y por medio del cual se alcanza el reconocimiento apropiado de la Unidad de Dios y la sabiduría del proceso creativo. El estado al que se debe retornar es aquel en que Adán tuvo el conocimiento de lo que el Corán llama "los nombres, todos ellos" (II, 31), lo cual según los ismailíes significa la conciencia del haqa'iq, las verdades universales.

Fuente: Wikipedia

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