El Banquete de Platón


Entre los comensales de “El Banquete” de Platón se encontraban Agatón que era el anfitrión; el joven Fedro; el medico Eriximaco; Pausianas que era un hombre adulto y experimentado; Aristófanes, que era un poeta cómico y el citado Sócrates que era el filósofo más reputado de su tiempo. Todos ellos acordaron hablar sobre el amor. 

Fedro fue el primero en hablar y afirmó que el Amor es un dios, concretamente el dios que hace más bien a los hombres porque no consiente la cobardía a los amantes y les inspira abnegación. Es como un principio moral que gobierna la conducta sugiriendo a todos la vergüenza del mal y la pasión por el bien. Es el dios que procura la felicidad del hombre, en cuanto le hace dichoso sobre la tierra y dichoso sobre el cielo que es donde el que ha obrado bien recibe su recompensa. 

Pausianas fue el segundo en hablar. Vinculó el amor con la belleza y lo relacionó con las dos Afroditas; distinguiendo la sensual, que es la popular y se dirige a los sentidos y la celeste que se dirige a la inteligencia. A la primera la calificó de vergonzosa y la segunda de honrada. Para Pausianas el amante debe amar el alma porque en ella encontrará la virtud. 

El médico Eriximaco comparte la reflexión anterior descrita por Pausianas, pero va más lejos, para él, el amor no reside solo en el alma de los hombres sino en todas partes, y en la unión y armonía de los contrarios se halla el verdadero amor. Cabe recordar que con el tiempo esta unión o conciliación de los contrarios será un concepto fundamental en la llamada Filosofia Perenne. (Yin-Yang, Alquimia, la conciliación con la sombra de Jung…) 

Para Agatón el amor es el más dichoso de los dioses porque es el más bello y es eternamente joven. También lo considera el más justo porque nunca ofende y el más moderado porque domina los placeres. Por su parte, Aristófanes hizo referencia al origen andrógino de los seres humanos, viendo en el amor  el deseo de reunificación de lo que fue separado por Dios. 

En último lugar toma la palabra Sócrates que afirmó que el Amor no es bello porque solo se desea lo que no se tiene y por tanto tampoco es bueno puesto que lo bueno es inseparable de lo bello. Al no ser bueno ni bello en ningún caso puede ser un dios ya que los dioses siempre son buenos y bellos. Para Sócrates el Amor es un ser intermedio entre lo inmortal y lo mortal, por tanto es un daimon, un mediador entre los dioses y los hombres. Su misión es mantener la armonía entre las esferas contrarias, la divina y la terrestre, es el lazo que une el gran todo. Esto equivale a decir que el hombre por el esfuerzo del Amor, se eleva hasta Dios. 

En este camino hacia el fin supremo Platón distingue tres grados. En primer lugar el hombre poseído por el amor se encanta por un cuerpo bello y después por todos los cuerpos bellos. En el segundo grado se enamora de las almas más bellas y de todo lo bello que hay en ellas. En el tercer grado pasa de la esfera de las acciones a la esfera de la inteligencia donde se siente enamorado de todas las ciencias, destacando de todas ellas la ciencia de lo Bello cuyo conocimiento es la perfección del amor puesto que esta Belleza es la eterna, la real y la divina, y de la que todas las demás son su reflejo. El hombre que puede llegar a contemplarla es el verdaderamente dichoso e inmortal. 

Hikuptah

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