Los Cuatro Elementos y las cuatro purificaciones


Los cuatro elementos de nuestra tradición mediterránea surgen del pensamiento de Empédocles (498 a.C.- 435 a.C.).

La Tierra es el primer elemento, en el que nacemos, crecemos y podemos llegar a tomar consciencia de nuestro verdadero yo. “Conócete a ti mismo” “Ora y Labora”. La primera purificación se manifiesta en el TRABAJO. 

El aire (Shu) como segundo elemento, es el espacio que separa el cielo (Nut) de la tierra (Geb). Tomamos consciencia de los dos mundos que se separaron, en la ascensión hacia arriba el aire nos purifica. Esta segunda purificación se manifiesta a través de la MEDITACIÓN, oración, contemplación y el resto de técnicas que no hacen sentir la presencia de la transcendencia. 

El agua simboliza el tercer elemento, la que calma la sed de las pasiones. Como decía Jámblico Las fuerzas de las pasiones humanas que hay en nosotros, si son aprisionadas por completo, se hacen más violentas; por el contrario, si se ejercitan breve y adecuadamente, tienen un gozo mesurado y quedan satisfechas, y, a partir de ese momento, purificadas, resultan calmadas por persuasión y sin violencia. La purificación por el agua se hace efectiva a través de la MODERACIÓN

El fuego (Ra) es el cuarto elemento, y al igual que hacía Isis con el hijo de la reina de Biblos, Astarté, sólo los dioses pueden otorgar está purificación que elimina todas nuestras impurezas mortales. La purificación ígnea es un DON que Dios otorga a quien cree merecérselo. 

Un día le preguntaron a Platón por qué unos creen y otros no y con la máscara de Sócrates respondió que la fe es un don que Dios concede a unos si y a otros no.

Hikuptah

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